Malvín cayó ante Aguada en la cuarta final de la serie y quedó contra las cuerdas. Quedan tres partidos posibles y no se puede perder uno más. Solo hay lugar para la hazaña. Será posible que Malvín logre dar vuelta la final y quedarse con el título?
La respuesta es obvia.
Se puede.
Está muy complicado? Sí, claro. Aguada no va a regalar ni un centímetro. Pero nosotros tenemos argumentos para empezar a dar vuelta la serie el martes próximo. Tenemos talento, tenemos carácter y tenemos juego para hacerlo. No hay más tiempo, es verdad. Es necesario asimilar las lecciones de las derrotas ya mismo y devolver los deberes con nota excelente a partir del martes.
Recibimos 50 puntos en el segundo tiempo, 28 puntos en el tercer cuarto, 14 libres errados (con nuestro porcentaje más bajo de todos los partidos de la temporada -51 %-) y 6 puntos desde la banca. Sumado a que otra vez alcanzamos los 16 puntos de ventaja y no pudimos contener la reacción rival. Los deberes están claros: intensidad defensiva, mayor efectividad, elevar la rotación y tener mejor lectura de juego. Lo podemos hacer? Por supuesto. Lo que nos ha faltado es regularidad. No la hemos logrado mantener durante 35 o 37 minutos en un partido. Es un problema que arrastramos durante todo el año. Obviamente en los partidos que no lo padecimos ganamos con autoridad. Recordemos por ejemplo los dos últimos partidos con Biguá tras estar al borde de la eliminación. Allí pudimos mantener cierta regularidad para reaccionar en la serie y pasar.
Es momento de hacerlo de nuevo. Regularidad. Si hay regularidad, hay hazaña.
Necesitamos tres partidos manteniendo nuestra intensidad defensiva durante 35 minutos al menos y tener una lectura de juego más clara a la hora de ofender. Por ejemplo en el segundo partido y anoche, cuando nos estancamos en ofensiva, no insistimos con desequilibrar abajo y preferimos el tiro exterior. En ambas ocasiones esa mala lectura de juego llevó a consolidar la reacción del rival y perdimos.
En el primer cuarto vimos a un Malvín que entró a aplanar a Aguada. Con una defensa intensa en la salida aguatera, los dirigidos por Volcan sintieron el rigor azul y sufrieron a la hora de generar. Además Marcos estaba encendido, anotando fuerte y defendiendo con mucha agresividad. Pero la figura rutilante de este período fue Elijah, descomunal trabajo del extranjero que convirtió 12 unidades en este cuarto. En la pintura estaban controlados y en el perímetro Graham no podía incidir mucho. Como juega poco el pick and roll y apuesta más a convertir desde las cortinas indirectas, Aguada no halló en él soluciones en ataque. Con un triplazo de Marcos nos ponemos arriba 15 a 9 a los seis minutos. Luego ajustamos más la defensa y Elijah se prendió fuego en el Antel Arena con 8 puntos consecutivos. Fue imponente en el cierre. Primer cuarto nuestro 23 a 13.
En el segundo cuarto logramos mantener la intensidad defensiva, pero no logramos despegarnos con nuestros ataques. El cuarto en sí fue parejo, lo ganamos 17 a 15. En el primero entramos con una actitud, agresividad y concentración dignos de una finalísima. En este segundo cuarto la mantuvimos durante 6 o 7 minutos. A los dos minutos llegó un bombazo del capitán para alejarnos 28 a 15. Aguada daba la sensación que estaba abatido en la cancha. Malvín lo superaba en el juego y en lo anímico. Se sostuvo gracias a lo hecho por Thornton, que fue desahogo vital para su equipo en este período con 5 unidades corridas. A los cuatro minutos se ponen abajo 30 a 20. Volvimos a la intensidad defensiva y en ataque llegó un doble bárbaro de Hatila tras asistencia de Nicolás. Ampliamos la diferencia con puntos de Elijah, que realmente fue un problema para los defensores aguateros. A los siete minutos alcanzamos la máxima: 36 a 20. Malvín jugaba en gran forma. Recuperamos la bola y estuvimos a punto de lograr los 18 puntos de diferencia, pero no pudimos. Y en ese instante nos aflojamos, perdimos la intensidad defensiva y nos ponen 8 puntos en apenas un minuto, con triples de Feeley y Bavosi. Allí comenzó la reacción rival. Primer tiempo nuestro 40 a 28.
Pablo se agarró la cabeza con los dos últimos minutos del cuarto anterior. Sabía que habíamos cometidos errores defensivos importantes. Así que en el vestuario fue contundente con el pedido de mantener el foco en la defensa. “Defensa, defensa, defensa”, destacó en la charla técnica.
Era el momento de la regularidad, de mantener a tono nuestra intensidad defensiva.
Pero tomando en cuenta el minuto fatal del segundo cuarto y los diez del tercero, recibimos 36 puntos en 11 minutos. En el momento que necesitábamos regularidad no la pudimos mantener.
En el tercer cuarto recibimos 28 puntos, anotamos 10, erramos 7 libres, sí, reitero, 7 libres en este cuarto. Además tiramos 4 triples y no embocamos ninguno. Aguada en este período lanzó 8 triples y acertó en 5. Tiró 5 libres y convirtió los 5. La diferencia en efectividad fue bestial y se reflejó en el marcador. Aguada nos trituró de la mano de Graham. Sumó 15 puntos en este período. A los cinco minutos se ponen abajo 44 a 40 con triple de Izaguirre y dos minutos más tarde nos empatan con un nuevo misil de Graham. El partido había cambiado drásticamente. Caímos en un pantano y nos empezamos a hundir lentamente. Aguada seguía creciendo de la mano de su nuevo extranjero. Nos pasan con doble y libre de Graham 48 a 45. En ocho minutos habíamos convertido apenas 5 unidades. Nos saca de la mala racha Nicolás con un libre y luego empatamos con doble de Hatila tras asistencia de Pitu. Pero llega un bombazo de Feeley, en ataque erramos dos libres (recordar que fallamos 7 en este cuarto) y se alejan desde la línea con Graham. A falta de trece segundos perdíamos 53 a 48. Elijah pide la bola, penetra y la manda guardar restando seis segundos. Aguada tenía un tiro más y no lo desaprovechó. Si algo podía salir mal fue el triple de Joaquín Rodríguez en el cierre. Aguada se fue arriba 56 a 50.
Tras el cuarto fatal el inicio del último período fue un saco de nervios. Ninguno de los dos equipos lograba sobresalir. Elijah marra una penetración y segundos después Taboada pierde la bola. Tiramos de 3 y erramos, tiramos libres y erramos. Ellos también. A los tres minutos del cuarto decisivo íbamos 0 a 0. Ninguno pudo convertir. El que rompe esa mala racha es Joaquín Rodríguez con un doble increíble tras un rebote de ataque. A los cuatro minutos estiran la distancia con libre de Thornton: 59 a 50. No nos salía nada en ofensiva. Respiramos con libres de Elijah. A los cuatro minutos el parcial era de 3 a 2. La tensión era máxima en el Antel Arena. Saltamos de las butacas con un bombazo de Marcel a los cinco minutos. Pero ellos nos responden con puntos de Izaguirre y Graham. Restando tres minutos nos sacan 10 de ventaja. Cada vez el trámite se veía más complicado. Vamos a la línea, erramos otro libre y encestamos uno. Buscábamos encadenar una reacción en el final. A falta de 2:30 convertimos de la mano de Elijah y quedamos abajo 65 a 58. Aguada ataca y el Mono lanza de tres y marra. El rebote fue para Feeley y convierte. Volvemos a ir a la línea y marramos uno y encestamos otro. Sumando de a uno no se podía ganar. De todas formas recuperamos de nuevo la bola y Elijah convierte dos puntos. A falta de 1:42 perdíamos 67 a 61. Estábamos a dos posesiones. Pero otra vez Feeley nos amargó la noche y terminó sentenciando el partido. Fue victoria aguatera 78 a 67.
El tercer cuarto fue como una piedra en el estómago. No hay forma de digerir un período tan desigual en los números: 28 a 10. Erramos 7 libres y tiramos 4 triples y no sumamos ninguno. Fue un cuarto fatal. Es importante decir que a lo largo del año hemos tenido cuartos fatales en muchos partidos. Ya no hay más espacio para que se repitan. Ya no hay espacio para errores tan extensos. Para que haya hazaña hay que minimizar al extremo los errores. No nos enfrentamos a un cuadro inalcanzable ni a un contendiente que nos domine en el juego. Todo lo contrario, hemos dado muestras de superioridad en la mayoría de los pasajes de la serie y si estamos 1 a 3 abajo es por nuestros propios errores. No es que pretenda quitarle méritos a Aguada, que los tiene por supuesto. Pero hasta el momento nuestro principal enemigo somos nosotros mismos.
Está en nosotros que esos errores no vuelvan a repetirse el martes y que Aguada no levante la copa. En el rubro anímico han tenido una de sus fortalezas. Tras perder dos veces por 16 puntos lograron reaccionar y revertir. Es cierto. Pero también nosotros lo hemos hecho. En el primer partido nos sacaron 11 puntos y casi vamos a alargue. No fuimos por un triple a tabla de Thornton. En el tercer encuentro también nos sacaron una diferencia importante y reaccionamos para ganar. La irregularidad es patrimonio de los dos equipos. Es evidente que para dar vuelta la serie necesitamos regularidad en la intensidad defensiva y en la lectura de juego. Desde la regularidad es posible cimentar una hazaña. Tenemos las armas, ya lo hemos visto. No hay que gastar todas las balas en un tiempo. Los partidos duran 40 minutos y necesitamos comprender la importancia de jugarlos a nuestro ritmo y no al de ellos.
La hazaña es posible. Sabemos cómo (en dos partidos sacamos 16 puntos de diferencia) y podemos hacerlo. A pensar en el martes haciendo bien los deberes: regularidad atrás e inteligencia adelante.
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Vamos que Vamos!!!
El campeón sigue vivo!!!